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Sitges es ese pequeña joya que ha sabido resistir bien el paso del tiempo y las modas para convertirse, a día de hoy, en todo un clásico de la costa mediterránea. Amada por locales y visitantes, tiene el balance perfecto entre tranquilidad y ocio, playa y ciudad, y gastronomía y deportes.
Acunada entre la montaña del Garraf y unas preciosas playas cristalinas, descansa esta población de menos de 30.000 habitantes, famosa internacionalmente por su carnaval, su gastronomía y el Festival Internacional de Cine al que da su nombre.
Sitges está asentada en una región habitada desde la prehistoria. Ha sido hogar de pueblos íberos y puerto de los romanos. A principios del s.XIII, con la construcción de un recinto amurallado que hoy en día se representa en el escudo de la población, se establece lo que en el futuro será el núcleo de la villa. El cultivo de la viña, el comercio y la pesca hicieron de ella una ciudad próspera, prosperidad que se vio incrementada en el cuando la corona española permitió a Catalunya comerciar con América y sus habitantes se lanzaron a la aventura americana.
Gran parte de los edificios señoriales que se pueden ver en el casco antiguo de la ciudad, fueron construidos por esos “indianos”, comerciantes que se enriquecieron en el nuevo continente y que, al regresar a su ciudad natal, trajeron un pedazo del nuevo mundo con ellos.
Ya desde finales del s.XIX, Sitges fue una ciudad de reposo de las clases bienestantes de Barcelona. Con la llegada del ferrocarril y de Santiago Rusiñol, pasó a ser también un foco cultural venerado por todo el movimiento modernista.
Aunque Sitges es conocida por locales y visitantes por su cocina tradicional, su oferta gastronómica la ha convertida en foco de atracción para todo tipo de gourmets. Es por eso que, en cuanto sale una brizna de sol, muchos barceloneses van hasta Sitges a comer y pasar el día.
Para aquellos que opten por la tradición hay tres elementos que no pueden dejar pasar: la malvasia, los arroces y el xató.
La malvasía es un vino dulce, tradicionalmente servido en los postres, muy aromático y ámplio. Un vino que tiene un origen griego y, se cuenta, llegó a las costas sitgetanes con sus primeros comerciantes. El microclima del lugar, hizo que rápidamente se adoptara y tomara carácter propio. Lo podréis encontrar en muchos restaurantes y tiendas especializadas.
Sitges también es famosa por sus arroces, principalmente por sus arroces de mar y montaña, en el que se encuentra el carácter de la población, acunada entre ambos. Disfrutarlos en una de los muchas terrazas que hay en el paseo marítimo, es un plus. Más si hace uno de los días típicamente expectaculares. Sol, mar, un buen arroz, buena compañía…
Por último, el xató, una receta de la que se disputan la autoría varias poblaciones, pero que nosotros estamos seguros es de origen sitgetana. Se trata de un plato a base de escarola, bacalao, anchoas, pimientos y una salsa cuya receta pasa de generación en generación. Y, el secreto, está en esa salsa.
Ya desde la llegada de los modernistas a finales del s.XIX, Sitges ha sido un foco de atención cultural, artística y de ocio. Hoy en día disfruta de uno de los carnavales más conocidos de España, un festival de cine internacional, un rally de coches de época, varios museos y galerías y un sinfín de oferta en ocio diurno y nocturno.
El Carnaval de Sitges convierte cada año nuestra pequeña localidad durante unos días de febrero en una explosión de color, diversión y sentido del humor. Grupos de amigos disfrazados en concurso, camas que salen a la calle y compiten en una carrera sin frenos, una reina, un rey… Y gente, mucha gente disfrutando cada minuto de nuestras calles.
Originalmente, El Festival Internacional de Cine de Sitges era un festival de cine fantástico y sigue conservando ese carácter irreductiblemente freak. Carácter que ha convencido a directores y actores para presentar en él sus obras más atrevidas y controvertidas. Un consejo: reservad con tiempo (mucho tiempo) vuestro apartamento en Sitges Group Apartments si queréis pasar unos días durante el festival porque el lleno absoluto está garantizado.
No hay días sin noches y la noche en Sitges es mágica. Beach clubs, bares clásicos, coctelerías, clubs y discotecas con una oferta variada durante todo el año. Rincones mágicos cerca del mar y otros más escondidos…
Clubs de golf, de tenis y una discreta pero impresionante marina completan la oferta de playa y descanso. Sitges cuenta con uno de los clubs de golf más conocidos de la costa barcelonesa, el Club de Golf Terramar, con un cuidado recorrido de 18 hoyos que hará las delicias de golfistas de todos los niveles. También dispone de 3 populares clubs de tenis del que destacan las pistas de tierra batida del Sitges Tennis Club. Por último, la acogedora Marina d’Aiguadolç acoge un discreto puerto deportivo y actividades para todas las edades relacionadas con la vela y el mar.
Desde la céntrica y familiar Platja de la Fragata, hasta la nudista y más apartada Platja dels Balmains, la costa de Sitges ofrece 18 km de playas para todos los públicos. A menos de un cuarto de hora del centro, también podréis encontrar la Platja d’Aiguadolç, una cala familiar con uno de los entornos más espectaculares de la localidad. También podréis disfrutar de un entorno un poco más civilizado en la Platja de Terramar y del divertido “ambiente” de Platja de la Rodona.